La obesidad sarcopénica es un término que puede sonar desconocido para muchos, pero se refiere a una condición que combina dos problemas de salud que, al coexistir, pueden complicar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen.
En este artículo, abordaremos qué es la obesidad sarcopénica, sus causas, cómo se diagnostica, sus síntomas, y los métodos de tratamiento y prevención que podemos implementar para mantener una mejor salud.
¿Qué es la Obesidad Sarcopénica?
Para entender qué es la obesidad sarcopénica, primero debemos desglosar los términos. La obesidad, como bien sabemos, se refiere a un exceso de grasa corporal que puede poner en riesgo nuestra salud.
Por otro lado, la sarcopenia es la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular que suele ocurrir con el envejecimiento. Cuando combinamos estas dos condiciones, tenemos lo que se denomina obesidad sarcopénica. La obesidad sarcopénica se refiere a la pérdida de masa muscular cuando se tiene un exceso de grasa corporal junto a sus consecuencias.
Causas de la Obesidad Sarcopénica
Las causas de la obesidad sarcopénica son multifactoriales, lo que significa que no hay un único factor que la desencadene, sino una combinación de elementos que interactúan entre sí.
A continuación, exploramos algunas de las principales causas:
Envejecimiento
A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta una disminución natural en la masa muscular, una condición conocida como sarcopenia. Este proceso se acelera si no mantenemos una vida activa. Además, el metabolismo basal tiende a disminuir con la edad, lo que facilita la acumulación de grasa.
Inactividad física
La falta de ejercicio es un factor clave en la obesidad sarcopénica. Sin la actividad física regular, perdemos masa muscular más rápidamente y ganamos grasa, especialmente en el área abdominal.
Este sedentarismo también reduce la capacidad del cuerpo para metabolizar grasas y azúcares de manera eficiente.
Dieta inadecuada
Una dieta baja en proteínas y otros nutrientes esenciales puede acelerar la pérdida de músculo. Asimismo, una dieta rica en calorías vacías, como las provenientes de alimentos ultraprocesados, contribuye al aumento de la grasa corporal. La combinación de una dieta pobre y la falta de ejercicio es un terreno fértil para la obesidad sarcopénica.
Cambios hormonales
Con el envejecimiento, también ocurren cambios hormonales que afectan la composición corporal. Por ejemplo, la disminución de hormonas como la testosterona y el estrógeno puede contribuir a la pérdida de masa muscular y al aumento de la grasa corporal.
Inflamación crónica
La inflamación crónica de bajo grado, a menudo asociada con la obesidad, puede contribuir tanto a la pérdida de masa muscular como a la acumulación de grasa. Este estado inflamatorio perpetúa el ciclo de destrucción muscular y almacenamiento de grasa, agravando la obesidad sarcopénica.
Factores genéticos
Aunque el estilo de vida es el principal factor en el desarrollo de la obesidad sarcopénica, los factores genéticos también pueden influir en nuestra propensión a perder músculo y ganar grasa con la edad.
Diagnóstico de la obesidad sarcopénica
El diagnóstico de la obesidad sarcopénica no es tan sencillo como subirse a una balanza. Requiere una evaluación más completa que considere tanto la composición corporal como la función muscular.
Aquí describimos los métodos más comunes utilizados para diagnosticar esta condición:
Índice de Masa Corporal (IMC): Aunque el IMC es un punto de partida, tiene limitaciones importantes. Este índice mide la relación entre el peso y la altura, pero no distingue entre masa grasa y masa muscular. Por lo tanto, un IMC normal no descarta la obesidad sarcopénica si la persona tiene poca masa muscular y un exceso de grasa.
Densitometría ósea (DXA): Este es uno de los métodos más precisos para evaluar la composición corporal. La DXA mide la densidad ósea, así como la cantidad de masa grasa y masa magra en el cuerpo. Este escáner permite identificar si una persona tiene un bajo nivel de masa muscular acompañado de un alto porcentaje de grasa corporal.
Bioimpedancia eléctrica: Este es un método menos preciso que la DXA, pero comúnmente utilizado por su accesibilidad. La bioimpedancia mide la resistencia del cuerpo al paso de una corriente eléctrica para estimar la composición corporal. Sin embargo, sus resultados pueden variar según la hidratación y otros factores.
Pruebas de fuerza muscular: La medición de la fuerza muscular, como la fuerza de prensión manual (medida con un dinamómetro), es fundamental para el diagnóstico de la sarcopenia.
Evaluación funcional: Además de las pruebas de fuerza, se pueden realizar pruebas funcionales como la velocidad de la marcha y la capacidad para levantarse de una silla sin usar las manos. Estas pruebas ayudan a evaluar el impacto de la pérdida de masa muscular en la movilidad y la calidad de vida.
Síntomas de la Obesidad Sarcopénica
A continuación, describimos algunos de los síntomas más comunes:
Debilidad muscular: Uno de los primeros signos de la sarcopenia es la debilidad muscular, que puede manifestarse como dificultad para realizar tareas cotidianas, como subir escaleras, levantar objetos pesados o incluso caminar a un ritmo normal.
Fatiga: La combinación de baja masa muscular y exceso de grasa corporal puede hacer que nos sintamos cansados con mayor frecuencia. La fatiga puede dificultar la participación en actividades físicas, lo que a su vez perpetúa el ciclo de pérdida muscular y ganancia de grasa.
Reducción de la movilidad: Con la pérdida de masa muscular, la movilidad se ve afectada, lo que puede llevar a un estilo de vida aún más sedentario. Esto no solo empeora la sarcopenia, sino que también aumenta el riesgo de caídas y fracturas.
Acumulación de grasa abdominal: Esta suele estar asociada con una mayor acumulación de grasa visceral, es decir, la grasa que se almacena en la zona abdominal y que rodea los órganos internos.
Pérdida de peso involuntaria: En algunos casos, la pérdida de masa muscular puede ser tan significativa que conduce a una pérdida de peso, incluso si la persona mantiene o aumenta su grasa corporal.
Dificultad para realizar actividades diarias: A medida que la sarcopenia avanza, puede volverse cada vez más difícil realizar actividades diarias como vestirse, cocinar o limpiar.
Tratamiento de la obesidad sarcopénica
Ejercicio físico
La actividad física es la piedra angular en el tratamiento de la obesidad sarcopénica. Un programa de ejercicios bien diseñado para ti debe incluir tanto entrenamiento de resistencia (como levantar pesas) como ejercicios aeróbicos (como caminar o nadar).
El entrenamiento de resistencia es especialmente importante para estimular el crecimiento muscular y aumentar la fuerza. Los ejercicios aeróbicos, por su parte, ayudan a reducir la grasa corporal y mejorar la salud cardiovascular.
Nutrición adecuada
Una dieta rica en proteínas es esencial para prevenir la pérdida de masa muscular. Las proteínas proporcionan los bloques de construcción necesarios para el crecimiento y la reparación muscular.
Además, debes asegurarte de consumir suficientes calorías para mantener nuestra energía, pero sin excederte, para evitar el aumento de grasa. Incorporar fuentes de proteína de alta calidad, como carnes magras, pescado, huevos, y productos lácteos, junto con una variedad de frutas, verduras y granos enteros, es clave.
Suplementos nutricionales
En algunos casos, los suplementos nutricionales pueden serte útiles, especialmente si tienes dificultades para obtener suficientes proteínas a través de la dieta.
Suplementos como la proteína de suero, la creatina, y los ácidos grasos omega-3 han demostrado ser beneficiosos para mejorar la masa muscular y la función física si tienes esta condición.
Tratamiento farmacológico
Si en tu caso, la obesidad sarcopénica es grave y no responde adecuadamente a la intervención dietética y al ejercicio, se puede considerar el uso de medicamentos.
Aunque actualmente no existen medicamentos específicos para tratar la obesidad sarcopénica, algunos tratamientos farmacológicos pueden ayudar a mejorar la composición corporal. Entre estos, los más comunes son:
Agentes anabólicos
En ciertos casos, los médicos pueden recetarte agentes anabólicos como la testosterona o los moduladores selectivos del receptor de andrógenos (SARMs) para aumentar la masa muscular. Sin embargo, su uso debe ser cuidadosamente monitoreado debido a los posibles efectos secundarios.
Medicamentos para la obesidad
También, los medicamentos para la pérdida de peso, como los inhibidores del apetito o los medicamentos que impiden la absorción de grasas, pueden ser útiles para reducir la grasa corporal. No obstante, estos deben ser parte de un plan integral que también incluya ejercicio y nutrición adecuada.
Terapia hormonal
Los cambios hormonales pueden desempeñar un papel en la obesidad sarcopénica, especialmente en mujeres posmenopáusicas y hombres mayores con niveles bajos de testosterona.
Esta puede ser considerada para ayudarte a mantener la masa muscular y prevenir la acumulación de grasa, pero debe ser evaluada por un médico para determinar si en tu caso es necesaria.
Intervenciones conductuales
Además de las intervenciones físicas y dietéticas, las intervenciones conductuales son clave para el éxito a largo plazo. Trabajar con un nutricionista o un entrenador personal para desarrollar hábitos saludables y sostenibles puede ayudarte a mantener la motivación y el compromiso con el plan de tratamiento. La educación sobre la importancia de la actividad física regular y una dieta equilibrada es fundamental.
Prevención de la obesidad sarcopénica
La prevención es siempre la mejor estrategia, y en el caso de la obesidad sarcopénica, hay varias medidas que podemos tomar para reducir nuestro riesgo de desarrollar esta condición. Algunas estrategias clave incluyen:
Mantenerse físicamente activo
El ejercicio regular es esencial para prevenir tanto la pérdida de masa muscular como la acumulación de grasa. Incorpora una combinación de entrenamiento de resistencia y ejercicio aeróbico en tu rutina diaria es crucial. Incluso actividades sencillas como caminar, subir escaleras y levantar objetos pesados pueden hacer una gran diferencia a largo plazo.
Seguir una dieta equilibrada
Una dieta rica en proteínas, baja en grasas saturadas y alta en frutas, verduras y granos enteros es esencial para mantener una buena salud muscular y prevenir la acumulación de grasa. También, recuerda controlar el tamaño de las porciones y evitar el consumo excesivo de calorías vacías provenientes de alimentos ultraprocesados.
Evitar el sedentarismo
Pasar largos períodos sentados o inactivos puede contribuir a la pérdida de masa muscular y al aumento de grasa corporal. Es importante que hagas pausas regulares durante el día para moverte, estirarte y realizar actividades que promuevan la circulación y el movimiento.
Mantener un peso saludable
Aunque la prevención de la obesidad sarcopénica no se trata solo de evitar el aumento de peso, mantener un peso corporal saludable es un factor importante. Esto puedes lograrlo a través de una combinación de actividad física regular y una dieta equilibrada.
Monitorear la salud muscular
A medida que envejeces, es importante que estés atento a cualquier signo de debilidad muscular o disminución de la movilidad. Realízate chequeos médicos regulares y habla con un médico si notas cambios en tu fuerza o capacidad para realizar actividades cotidianas.
Apoyo social y emocional
Mantenerte motivado para llevar un estilo de vida saludable puede ser un desafío, especialmente cuando te enfrentas a la sarcopenia y la obesidad. Contar con el apoyo de amigos, familiares o grupos de apoyo puede ser fundamental para mantener la motivación y el compromiso con las medidas preventivas.
Consecuencias de la obesidad sarcopénica
No abordar la obesidad sarcopénica a tiempo puede tener graves consecuencias para tu salud y la calidad de vida. Entre las principales se encuentran:
Mayor riesgo de caídas y fracturas
La debilidad muscular y la pérdida de masa muscular pueden afectar tu equilibrio y estabilidad, aumentando el riesgo de caídas. Esto es particularmente preocupante en personas mayores, donde las caídas pueden llevar a fracturas graves y una pérdida significativa de independencia.
Enfermedades cardiovasculares
La obesidad sarcopénica está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluyendo hipertensión, infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares. La grasa visceral, que es común en esta condición, está particularmente relacionada con estos riesgos.
Diabetes tipo 2
La acumulación de grasa abdominal y la disminución de la masa muscular contribuyen a la resistencia a la insulina, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Esta enfermedad crónica puede tener numerosas complicaciones si no se maneja adecuadamente.
Deterioro de la calidad de vida
La combinación de debilidad muscular, fatiga, y movilidad reducida puede llevar a una disminución significativa en la calidad de vida. Las actividades diarias pueden volverse cada vez más difíciles para ti, lo que puede conducir al aislamiento social, la depresión, y una mayor dependencia de los demás.
Mayor mortalidad
La obesidad sarcopénica está asociada con un mayor riesgo de mortalidad, especialmente en personas mayores. Esto se debe a la combinación de los riesgos asociados con la obesidad, la sarcopenia y las enfermedades crónicas que pueden surgir de estas condiciones.
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La obesidad sarcopénica es una condición compleja que combina dos problemas de salud comunes, pero que pueden tener un impacto devastador cuando coexisten. Aunque el envejecimiento es un factor que no puedes controlar, hay muchas medidas que puedes tomar para prevenir y tratar esta condición.
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